Al parecer la campaña de sandia ha empezado floja por motivos varios relacionados con una producción excesiva y temperaturas inestables. Y es que necesitamos estar sudando a 40º para considerar que ha llegado el momento de comer sandía, en cambio ya las tenemos disponibles con una calidad excepcional ¿por qué esperar más? sabor y salud no entienden de calendarios. 

Además el tamaño ya no es un hándicap pues las encontramos tanto grandes como minis, con semillas sin semillas, rojas o amarillas. Recordemos pues los múltiples beneficios que nos ofrece el consumo de sandia y las mil y una razones para no esperar más:

La sandía es una fruta originaria del sur de África y forma parte de la dieta mediterránea desde hace más de 300 años.

 

Tradicionalmente se ha utilizado la sandía con fines medicinales por ser moderadamente diurética, efectiva en casos de piedras en el riñón, reducir la hipertensión, prevenir la disfunción eréctil, como antioxidante, beneficiosa para el hígado y efectiva en el tratamiento contra la ictericia y la giardiasis.

El licopeno le da el color rojo a la pulpa. De hecho, cuanto más maduro está el fruto, más contenido en licopeno, betacaroteno y fenoles antioxidantes tendrá.

El licopeno es un potente antioxidante, que tiene como acción principal prevenir las enfermedades cardiovasculares así como la degeneración de la mácula y la aparición de cataratas. También también tiene un considerable contenido en luteína, lo que potencia su acción beneficiosa sobre la vista.

En este sentido, conviene resaltar que la sandía en forma de batido (ojo, no licuado para preservar la fibra) es la forma más adecuada para absorber el licopeno, ya que esta molécula necesita ser liberada de su rígida estructura para que la tengamos más biodisponible o accesible (ver artículo)El licopeno puede mantenerse estable en el fruto hasta dos días después de ser cortado. También tiene una cantidad significativa de vitamina C, potasio, calcio, magnesio y fósforo.

A pesar de lo que cabría esperar, la sandía no es tan calórica como popularmente se cree. En realidad, tiene la mitad de azúcar que una porción equivalente, por ejemplo, de manzana. No obstante, en el caso de la sandía es prácticamente el azúcar el único elemento que le da su sabor característico, mientras que en el caso de otras frutas similares este se encuentra enmascarado con otros muchos componentes como la fibra.

Ahora bien, el verdadero valor nutricional se encuentra en la cáscara, en esa parte blanca que siempre dejamos en el plato.

En la cáscara de la sandía se han encontrado numerosas sustancias con actividad biológica beneficiosa para la salud.


Además de diversos compuestos fenólicos, el componente más relevante predominante en la parte blanca de la sandía es la citrulina, un aminoácido que el riñón transforma en arginina, otro aminoácido que realiza importantes funciones sobre el sistema inmune y el cardiovascular.


La arginina produce una pequeña molécula de gas llamada óxido nítrico (NO) que actúa como relajante muscular. Cuando el óxido nítrico produce relajación del músculo liso que rodea los vasos sanguíneos, el espacio de estos aumenta permitiendo un mejor flujo de la sangre a través de ellos y por tanto una disminución de la presión arterial.

Mediante este mismo mecanismo, la producción de óxido nítrico puede relajar la musculatura lisa del pene, mejorar el flujo sanguíneo y en consecuencia mejorar la disfunción eréctil. De hecho, el mecanismo de acción que sigue el principio activo de la Viagra, sigue este proceso. 

La cantidad de citrulina que ingerimos cuando comemos normalmente sandía fresca no es suficiente para producir este efecto que los americanos llaman «viagra-like», pero sí para mejorar en general la función cardiovascular, incluso el flujo sanguíneo mediante vasodilatación.

Por ejemplo, estudios en humanos han mostrado que tomando de 3 a 6 vasos de zumo de sandía al día durante 3 semanas, la arginina aumentaba en sangre aproximadamente de un 12 a 22 %.

Las investigaciones más recientes apuntan a un posible efecto preventivo de la sandía para la obesidad, debido a la capacidad que la arginina ha mostrado para disminuir la adipogénesis (formación de células grasas).

Una taza de sandía tiene 250 mg de citrulina, que, como hemos visto, se transforma de forma efectiva en arginina. Esto es un valor añadido para este fruto porque no existen muchas otras fuentes comestibles de este aminoácido. Algunas otras son las algas marinas, espinacas, pavo, pipas de girasol y semillas de sésamo. En EEUU ya se comercializa un suplemento a base de cáscara de sandía.


La riqueza nutricional de la sandía no acaba aquí sino que se extiende a todas y cada una de las partes del fruto, hasta las pepitas que contienen cucurbitacín, molécula a la que se ha atribuido una acción reductora de la presión arterial y mejora de la función renal.


Son tantos los beneficios atribuidos al consumo de sandía que habrá que aprovechar al máximo estos meses de primavera y verano, cuando la tenemos 100% accesible con un 100% de su sabor.

Ver artículo original en https://coexphal.wordpress.com/2014/08/01/propiedades-nutricionales-de-la-sandia/

Ver vídeo en https://www.aenverde.es/nutriconsejo-sobre-la-sandia-un-sabroso-vasodilatador/