Ya llegó la Navidad y, aunque a unos les guste más que a otros, la realidad es que pocos se van a librar de comidas, salidas, bebidas y demás. Por eso este año la propuesta desde ‘AM Nutrición Integral’ es empezar la Navidad con el propósito formulado en presente y no en futuro. Es decir, cambiar el típico “Después de las fiestas empiezo a cuidarme” por “¡Hoy empiezo a cuidarme!”.
Algunos le tienen terror a esta palabra y tienen la falsa creencia de que cuidarse es algo así como una tortura por la cual no puedes comer de nada y te quedas mirando a los demás con deseo y frustración. Por eso hay que desmitificar este concepto, para que cuidarse pueda ser una acción continua y no una montaña rusa a lo largo del calendario. Las personas que se preocupan por su salud a trompicones, en función de su agenda social y estado de ánimo, tendrán más propensión a la obesidad y resistencia a la pérdida de peso que aquellas para las que la alimentación saludable es una filosofía de vida. Además, en este último caso un exceso causará menos estragos en el peso que en el primero.
Por si esto no hubiese sonado suficientemente convincente, habrá que tener en cuenta que no es lo mismo empezar a cuidarse con todos los kilos puestos durante la Navidad que sin ellos.
La buena noticia es que atravesar una Navidad saludable es fácil si sabes cómo. Para esto te recomendamos seguir los siguientes pasos:
1. No obsesionarse ni tenerle miedo a las comidas navideñas. Tú las controlas a ellas, no ellas a ti. Aún no se han dado casos de bombones lanzándose a bocas humanas.
2. No hacer un drama familiar. Nadie tiene por qué saber que has decidido cuidarte si tú no quieres, pues la reacción general será “Venga, si por un día…” o “¡Anda, si estás genial!”, que nos harán flaquear. La mayoría de familias más tradicionales aún piensan que cuanto más se come más feliz se está, y hay que reventar de felicidad.
3. Intentar que haya algún plato saludable en la comida. Si tienes capacidad de decisión en el menú elige que haya acompañamientos sanos como pipirrana, verduras salteadas, ensalada, un tomate aliñado, gambas enteras en lugar de mezcladas con salsa rosa, y cosas por el estilo. Si la comida va a ser inevitablemente insana, es decir con pocas opciones ligeras, se recomienda tomar algo antes de salir de casa, como un vaso de gazpacho, un poco de ensalada o una fruta.
4. El secreto estará en las porciones. Una vez sepas lo que hay sobre la mesa, conviene probar las cosas que más te gusten, independientemente de que sean sanas o no, y comer más cantidad de las opciones menos pesadas. ¡Ojalá coincidan con las que más te gustan!
Evita las salsas y no te quedes sin probar aquello que te gusta, pues de no hacerlo el deseo reprimido te podrá generar ansiedad y una relación poco natural con la comida.
La clave no está en no comer sino en comer de manera selectiva
5. Los postres son la prueba de fuego y podemos aplicar el mismo principio de antes. ¡Pruébalo pero no te lo comas todo!
6. Después de una comida copiosa intenta hacer ejercicio y que las ingestas sucesivas sean ligeras para compensar. Ahora bien, ligeras pero no inexistentes. Nunca te quedes sin comer al día siguiente, pues la próxima comida te engordará el doble. Las pausas digestivas o días depurativos se aconsejan al final de las fiestas, cuando ya se puede volver a la alimentación regular, pero nunca en medio de estas, pues las oscilaciones de glucosa en sangre afectarán negativamente al peso más que si no se hacen.
Después de esto ya tenéis las armas suficientes para combatir la Navidad con seguridad, sin miedo y con la alegría que se merece.
¡¡DESDE AM NUTRICIÓN INTEGRAL OS DESEO UNA SALUDABLE Y FELIZ NAVIDAD!!